Las características estéticas y funcionales de la arquitectura de un edificio que alberga una actividad laboral nunca pueden estar reñidas con la seguridad. No solo hablamos de la protección de su estructura, sino también la de sus ocupantes, ya sean trabajadores o clientes.
Todos los ayuntamientos exigen a las empresas que ocupan un edificio que se cumplan unas mínimas medidas de seguridad. Cuando estas medidas están relacionadas con la arquitectura, se habla de un Plan de Autoprotección.
Este documento oficial, aprobado por el ayuntamiento, especifica las vías de evacuación, las zonas de acceso de los servicios de emergencia. También los elementos necesarios para poder minimizar una situación de riesgo, como pueden ser las alarmas o las mangueras. Además, muestra quiénes son los responsables del edificio en cada momento, añadiendo sus formas de contacto. El Plan de Autoprotección se aloja también en los servicios públicos de emergencias, generalmente los bomberos. Así, estos trabajadores pueden establecer un modo concreto de actuación antes de llegar al edificio. En el caso de una construcción de gran amplitud o de varias plantas pueden definir por dónde es mejor acceder y qué recursos cuentan en la zona afectada en ese instante.
A pesar de lo que pueda parecer, el Plan de Autoprotección no consiste únicamente en un catálogo de las indicaciones de elementos de seguridad del edificio. Estos elementos se han de adecuar a las normativas vigentes de las administraciones. Por tanto, a veces hay que adaptar y actualizar los componentes necesarios para su aprobación.
Otro aspecto de un Plan de Autoprotección de un edificio es el de la prevención de riesgos. Hay que señalar los lugares que son más susceptibles de sufrir accidentes. El objetivo es evitar los posibles contratiempos, sea cual sea la probabilidad del suceso.
En Pulsen destacamos en la redacción y puesta al día de Planes de Autoprotección de los edificios. Tenemos décadas de experiencia en la elaboración y aprobación de este documento imprescindible en la actualidad. Sin él, no se obtiene la licencia de un negocio.
